Elevación a Mundos Superiores

Cuanto más puro esté vuestro Espíritu, más os elevareis hacia los planos superiores, donde la Luz, la Paz y el Amor son tan intensos que invita a quedarse.

Alcanzar este estado, significará que prácticamente ya habréis liberado todo Karma  y  todos aquellos patrones que os mantenían encadenados al mundo físico habrán sido eliminados, pues de otra forma no seria posible.

Elevarnos o tener acceso a los mundos superiores significa que los velos del olvido ya han sido retirados,  que habréis despertado a una nueva conciencia, donde  se os permitirá  ver con los ojos del Espíritu y sin necesidad de concentración, pues las puertas del cielo estarán abiertas para vosotros.

Todo lo que veréis es tan maravilloso que muchas veces os resultará increíble. Pero no temáis porque todos estos procesos son lentos para que los podáis asimilar poco a poco y  el Gran Espíritu lo sabe.

Podréis sentir y ver cosas que están ocurriendo a un montón de Kilómetros de distancia de donde habitáis y las veréis muy claramente.

Los guías y Maestros se manifestarán de una forma más clara y más directa y sus mensajes serán claros y precisos.

Sentiréis llamamientos para asistir y prestar servicio y ayuda allá donde sea necesario, sobretodo cuando ocurran catástrofes como accidentes en los que muchos dejan este mundo físico, pero ya sabéis que no todos están preparados para regresar de  nuevo a casa y entonces vuestra intervención será necesaria  para ayudar a vuestros hermanos a pasar al otro lado.

Sin saber porqué y sin daros cuenta  os encontraréis en esos espacios para poder ofrecer vuestra ayuda. No os sorprendáis pues todo ello forma parte también de la misión para que hayáis venido y seréis conscientes de que no estáis solos, porque veréis que otros trabajadores de la luz se encuentran allí también para realizar un trabajo conjunto de Amor y por Amor.

Podréis ver y sentir cuando una persona necesita vuestra ayuda y por ser quienes sois como sentís y como sois le ofreceréis vuestra ayuda.

Os sentiréis dichosos, llenos de Luz y sentiréis mucho Amor en vuestro interior, ese es el verdadero estado divino.

Cuando esto os ocurra vibrareis en el Amor un Amor incondicional inexplicable e infinito que cada vez inundará más vuestro corazón y entonces las lágrimas brotarán de vuestros ojos, pero serán lágrimas de amor por todo lo que estáis recibiendo.

Deberéis intentar estar siempre elevados, para que podáis sentir esa paz interior que os proporcionara el equilibrio necesario para seguir trabajando.

Vuestro cuerpo físico también notara todos esos cambios y habrá momentos en los que os sentiréis realmente extraños, algunas veces la melancolía se apoderará de vosotros y otras veces os sentiréis muy tristes y sin un motivo aparente, porque estaréis mucho más sensibles a todo lo que ocurre a vuestro alrededor.

Estos estados también son necesarios para que podáis superar y limpiar algunos fragmentos de situaciones que en su momento generaron miedos y para que podáis enfrentaros a ellos i así liberarlos.

Viviréis momentos de muchas dudas, no por lo que podáis ver o sentir de los demás, sino dudas de todo aquello que veréis de vosotros mismos y que aún sabiendo que es real os costará creer. Cuando estas dudas aparezcan,  recordaréis que ya habéis vivido esa experiencia y situaciones iguales anteriormente y que se repiten de nuevo, eso os ayudará a manteneros firmes y a creer en vosotros mismos.

Los trabajadores de la Luz han de trabajar muy duro, por eso pasan por todas esas fases, que a veces resultan complicadas, pero que por suerte son pasajeras.

El Gran Espíritu necesita Guerreros fuertes  nobles y puros.

No temáis todos esos procesos son normales y necesarios, muchos ya los han pasado y otros los estarán pasando ahora, por eso vuestro deber es dar toda esta información para que podáis ayudar a otros en su proceso.

Mi mensaje para vosotros. Vivir en la Luz y en el Amor, y manteneros elevados, esto os ayudará en vuestro camino.

                                                                                                                                           Montse Torres