Luz y Sombras

En la playa descansaba viviendo bonitos recuerdos,

el viento le abrazaba, las olas acariciaban su cuerpo,

entonces el agua le invitó, sin demora a nadar mar adentro,

azul claro estaba el cielo, azul intenso el océano,

los dos juntos tan hermosos, eran un paisaje perfecto.

Tan inmensa era la paz, tan hermoso aquel momento,

que tubo  ganas de bucear, y entonces se hizo el silencio,

todo era tan precioso, todo era tan perfecto,

que ocurrió un milagro más

se dio cuenta que bajo el agua, podía respirar.

Observó de cerca y a lo lejos, para ver que podía encontrar,

iba en busca de respuestas, para que todo pudiera encajar,

impresionado   por el paisaje, parecía una ciudad de cristal,

llena de personajes, acompañándole en su caminar.

De pronto llegó a una cueva, en la que debía entrar,

el miedo le paralizaba, daba pasos hacia atrás,

se armó de valor entonces, saltando sin vacilar,

allí se encontró entonces, con toda su realidad.

Allí estaban todos juntos, su Luz y su Oscuridad.

Sus sombras y sus miedos, sus dudas sus creencias,

manipulaciones externas, sus demonios más internos,

allí estaban todos juntos, mostrándose activos e intensos.

Pero en otro lugar, al otro lado, estaban su luz y su estrella,

su sabiduría, amor y paz,  el  estado más puro de su esencia.

Paró su mente, se quedó en silencio y avanzó un paso más.

Invitó a su oscuridad, les miró, les observó a todos y cada uno de ellos.

Permitió que se manifestasen en el, que le hablasen desde su silencio,

para poder observar lo que le estaba ocurriendo a su Ser,

como lo sentía, como lo vivía,

y entonces se dio cuenta  que todo era una trampa del ego

que todo era falso, que el no estaba hecho de aquello.

Les abrazó y les agradeció que se manifestasen en el,

y sin dudarlo un momento les soltó para siempre.

Luego miró a la Luz, tan brillante, tan intensa,

tan llena de vida y de paz,  de amor y felicidad,

y se miró en un espejo y entonces se dio cuenta

de que estaba hecho de Luz, era pura luz, era un Ser perfecto.

Y  miró sus manos y miró su cuerpo,

eran resplandecientes, de su pecho salía fuego.

Era su corazón, un corazón pleno,

lleno de mucho amor, un amor muy intenso.

Era todo tan precioso, era todo tan bello

Que sintió ganas de llorar, por  lo que sentía en ese momento,

y agradeció  al cielo, por todo de lo que estaba hecho,

por todo lo que estaba viviendo tan inmenso.

Abrazó a su Luz y a su Ser en su estado más puro,

y les invitó a quedarse para siempre,

sitió mucho amor, un amor diferente e intenso,

y entonces se dio cuenta, que era uno con el universo

se sentía tan fuerte, que  ya no sentía miedo,

ni dudas, ni tristezas, ni duelos, todo se lo llevó el viento.

Decidió vivir en la Luz, viviendo  una vida plena,

de amor, de sabiduría y de felicidad infinitas.

Y entonces despertó del sueño, no había estado en el mar,

si no en su propio océano, por eso podía respirar,

y allí pudo encontrar la paz, que había perdido por un tiempo,

todo volvía a encajar, todo de nuevo era perfecto,

y emprendió el vuelo una vez más

fuerte, seguro, sin dudas y sin miedos.

Ahora es un Ser libre, ahora es un Ser nuevo

A veces hay que morir, para renacer de nuevo.

 

                                 Montse Torres Ocaña